Pase por su lado y lo mire fijamente, observaba como estaba entrenido jugando con una pistola de plastico, corria hacia un lado y disparaba una rafaga de balas derribando a su oponente imaginario, y despues de esto corria y se escondia de tras de los matorrales que figuraban una muralla de defensa, una muralla impenetrable que funcionaba como fortaleza de hace varios siglos, de vez en cuando se asomaba cubriendose la espalda para no ser atacado por el enemigo, cuando podia, y ayudado por su tropa que no lograba ver, salia disparado buscando un nuevo refugio y avanzando lentamente hasta la base enemiga que yo visualizaba como la entrada de una modesta vivienda.
Cerca de la entrada, la hermanita se aferraba a un pequeño peine y una muñeca casi sin cabellos, se esmeraba por que su juguete estuviera presentable en la reunion imaginaria que protagonizaria minutos despues, algo de pintura, cambio de ropa y le daba de comer, como a un verdadero hijo.
Ambos hermanitos metidos en su papel, con una credibilidad increible, ambos aferrandose a un mundo que no existe aun en sus cortas vidas, sorprendiendose por el mas minimo detalle, una vida que se visualiza desde la inocencia.
Aun les queda por crecer, aun le falta saber que la vida no es como se suele soñar, ojala y sigan jugando con sus pistolas y sus muñecos por mucho tiempo, que cuando son reales, se vuelven una carga que debemos aprender a vivir con ella, lo importante de todo esto, es saber que ha valido la pena.
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